
ALBUQUERQUE, NUEVO MÉXICO – Danella Gallegos, de 38 años, ha protagonizado un suceso que ha conmocionado a la comunidad médica: despertó del coma justo cuando estaba a punto de que le extrajeran los órganos para su donación.
La mujer cayó en coma en 2022 tras una emergencia médica en el Hospital Presbiteriano de Albuquerque. Después de más de cuatro años sin mostrar signos de recuperación, los médicos y su familia concluyeron que era improbable su mejoría, por lo que iniciaron el proceso de desconexión y donación, coordinado por los Servicios de Donantes de Nuevo México.
Días antes del procedimiento, su familia notó que le brotaban lágrimas, consideradas por el equipo médico como simples “reflejos oculares”. Sin embargo, el día de la cirugía, ocurrió lo impensable: al sentir movimiento, los médicos le pidieron que parpadeara… y ella lo hizo, provocando que el procedimiento se detuviera de inmediato.
Fuentes cercanas señalaron que algunos coordinadores habían sugerido administrar morfina para frenar su reacción y poder continuar con la extracción de órganos, pero el personal médico del hospital se opuso y logró suspender la intervención.
Gallegos presentó una denuncia formal ante las autoridades sanitarias, alegando que el equipo coordinador de donaciones ejerció presión para seguir adelante pese a sus signos de conciencia.
Tras el incidente, fue trasladada a otra habitación, inició un proceso de recuperación y finalmente salió del coma, expresando: “Me siento muy afortunada”.
El caso ha reabierto el debate sobre la ética médica en torno a los protocolos de muerte cerebral, la autorización familiar y el papel de las agencias de donación. Actualmente, la situación está bajo revisión federal y ha puesto de relieve la importancia de reforzar las salvaguardas que eviten decisiones erróneas en situaciones críticas de vida o muerte.