Estados Unidos y China anunciaron “avances sustanciales” tras dos días de negociaciones en Ginebra, en un intento por aliviar la guerra comercial impulsada por el presidente Donald Trump. El secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, declaró que las conversaciones fueron productivas y anticipó una sesión informativa completa para el lunes. Por su parte, el vice primer ministro chino, He Lifeng, coincidió en calificar los encuentros como exitosos y adelantó que se emitirá un comunicado conjunto.

Durante las reuniones, que se realizaron en la residencia del Representante Permanente de Suiza ante la ONU, se abordaron temas clave relacionados con los aranceles impuestos por ambas potencias. Bessent y el representante comercial Jamieson Greer señalaron que las diferencias con China no eran tan grandes como se pensaba. El propio Trump calificó las negociaciones como un “reinicio total, amistoso pero constructivo”.

La guerra comercial comenzó con la imposición de fuertes aranceles por parte de Trump, a los que China respondió con medidas similares. Actualmente, los gravámenes estadounidenses a productos chinos alcanzan hasta el 245 %, mientras que Pekín impuso tarifas del 125 % a bienes estadounidenses, afectando gravemente el comercio bilateral.

Aunque el presidente Trump sugirió que podría reducir los aranceles a un 80 %, la Casa Blanca aclaró que no habrá reducciones unilaterales y que China deberá hacer concesiones. Ambos países subrayaron que el objetivo de las negociaciones es rebajar las tensiones y no firmar un gran acuerdo comercial, lo que modera las expectativas inmediatas.

Expertos como Gary Hufbauer, del Peterson Institute for International Economics, consideraron que las conversaciones son una señal positiva para mercados y empresas, aunque se mostró escéptico sobre un regreso a la normalidad en las relaciones comerciales. Advirtió que, incluso con aranceles reducidos, el comercio bilateral podría caer drásticamente. Según analistas, China parece estar mejor posicionada para resistir este conflicto, gracias al redireccionamiento de sus exportaciones hacia otros mercados asiáticos.