
Gaza, 2 de agosto de 2025 — El grupo islamista Hamás ha reiterado que no está dispuesto a deponer las armas ni a desmantelar sus estructuras militares mientras no se garantice la creación de un Estado palestino soberano, con Jerusalén Este como su capital.
La declaración fue realizada por un alto funcionario del movimiento, en medio de los estancados esfuerzos internacionales por alcanzar un cese al fuego definitivo entre Israel y las facciones armadas palestinas en la Franja de Gaza.
“Hablar de desarme antes de que exista un Estado palestino independiente es absurdo. No seremos ingenuos”, señaló el portavoz de Hamás, Osama Hamdan, durante una entrevista con medios árabes. El dirigente insistió en que la resistencia armada sigue siendo “una respuesta legítima” ante la ocupación y las agresiones israelíes.
Estas declaraciones se producen después de que diplomáticos de Egipto, Qatar y Estados Unidos reactivaran conversaciones indirectas entre Hamás e Israel, buscando una fórmula para una tregua duradera. Sin embargo, el futuro del brazo armado de Hamás —las Brigadas al-Qassam— sigue siendo un obstáculo central en las negociaciones.
Por su parte, el gobierno israelí mantiene su postura de que no aceptará ningún acuerdo que no implique el desarme total de las facciones palestinas en Gaza, considerando imprescindible la “neutralización de la amenaza terrorista”.
En el terreno, los enfrentamientos continúan en diversos puntos del enclave costero, agravando la crisis humanitaria que afecta a más de dos millones de palestinos. Naciones Unidas ha advertido que sin avances políticos, el ciclo de violencia podría prolongarse indefinidamente.
Analistas internacionales consideran que la exigencia de Hamás podría ser utilizada como carta de presión para forzar concesiones diplomáticas, pero también representa un desafío real para los mediadores, que deben equilibrar las demandas de seguridad de Israel con el derecho a la autodeterminación del pueblo palestino.
Hasta el momento, no se vislumbra un consenso cercano que permita el desarme de las milicias y el inicio de una transición hacia la paz duradera en la región.